El autismo no tiene un tratamiento. Lo que se trata son las alteraciones médicas-nutricionales (inmunológicas, metabólicas, gastrointestinales) y las consecuencias que se derivan: alteraciones del desarrollo, del lenguaje, de la conducta y de la interacción social.

Cada niño debe recibir tratamiento de manera individualizada. Solo con un seguimiento adecuado se pueden tomar decisiones. En la práctica clínica la experiencia ha demostrado que los alimentos retirados no son restituidos en la dieta por dos razones: 

1.- Reaparecen algunos aspectos de la conducta inadecuada que se habían superado.

2.- El impacto que surge de la educación nutricional impartida persiste en los niños a través del tiempo; es decir, el niño aprende el beneficio nutricional que ha tenido desde el cambio en su dieta. 

Es cierto que en algunos colegios se niegan a dar el cupo para los niños que presentan alguna condición especial. Los niños con autismo que han sido previamente tratados de forma multidisciplinaria deben ser integrados e incluidos al sistema escolar venezolano como parte de su evolución biopsicosocial. Lo ideal es que el equipo multidisciplinario que trata al niño redacte un informe descriptivo de las habilidades del niño con la idea de tranquilizar a los docentes que se harán cargo. Asimismo, es importante proporcionar herramientas para que apoyen el trabajo previamente hecho. Toda integración e inclusión requiere tiempo y hay que entenderlo así. El Distrito Escolar es el ente encargado de zonificar al niño, ya sea en una escuela regular o especial. Este paso es más fácil cuando el Distrito tiene el informe descriptivo del niño.

Por otro lado en la Ley de Educación como en la Ley Orgánica de Protección del Niño y el adolescente ( LOPNNA) hay artículos que describen claramente el derecho que tienen los niños y adolescentes de diversidad funcional a la educación.